miércoles, 21 de enero de 2009

HOMBRES EN LA CALLE

La desesperación, la angustia, la floguera, la ambición y muchas otras causas llevan al hombre a asumir un papel importante en la flora y fauna de las calles, los parques, bares y los océanos rojos.
Hace ya un buen tiempo caminaba con mi deseperación, revizando las lineas de las veredas, contemplando las moscas que revoloteaban las bolsas acumuladas en las esquinas, cuando sin querer me quede observando la discusión de una pareja de señores, no pude escuchar mucho, la verdad es que casi nada me importaba lo que decían. Las moscas daban vueltas y parecía como si se quisieran atrapar. Luego de dos dias repase mi ruta con el estimulo que tiene un niño de nueve años al repasar la tabla del doce, al voltear la vereda el señor, el de la discusión, estaba echado en la banca del parque mirando el cielo negro, sus ojos se cerraban y él intentaba abrirlos, por fin los cerró, dejó caer sus manos a los costado de la banca y cayo rendido. Me detuve a observarlo solo un instante y me dirigí a casa.
Hace siete meses una señora salió de su casa gritando "Pepíííííííín, pepitoooooooo", desde esa vez ni a la vecina ni a su "Pepito" se les ha vuelto a ver.
Y asi como estos casos hay muchos, con historias sin definir, nosotros los que simplemente vivimos en la calle observamos millones de historias sin definir, por lo cual me he visto en la necesidad, más por curiosidad, de intentar darles un final.
Asi empezaría un conjunto de historias de HOMBRES EN LA CALLE.

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